Volando como el Aguila

EL ÁGUILA ES EL AVE DE MAYOR LONGEVIDAD. LLEGA A VIVIR 70 AÑOS.PERO PARA LLEGAR A ESA EDAD, A LOS 40 AÑOS, DEBERÁ TOMAR UNA SERIA Y DIFÍCIL DECISIÓN.

A LOS 40 AÑOS SUS UÑAS SON MUY FLEXIBLES, LO CUAL LE IMPIDE TOMAR SUS PRESAS Y ALIMENTARSE.SU PICO, LARGO Y PUNTIAGUDO, SE CURVA APUNTANDO CONTRA SU PECHO.SUS ALAS ESTÁN ENVEJECIDAS Y PESADAS, Y SUS PLUMAS GRUESAS. VOLAR SE HACE YA MUY DIFÍCIL.ENTONCES EL ÁGUILA TIENE SOLAMENTE DOS ALTERNATIVAS: MORIR O ENFRENTAR UN DOLOROSO PROCESO DE RENOVACION, QUE DURARA 150 DIAS.
ESTE PROCESO CONSISTE EN VOLAR HACIA LO ALTO DE UNA MONTAÑA Y QUEDARSE AHÍ, EN UN NIDO CERCANO A UN PAREDÓN, DONDE NO TENGA LA NECESIDAD DE VOLAR.DESPUÉS AL ENCONTRARSE EN EL LUGAR, EL ÁGUILA COMIENZA A GOLPEAR CON SU PICO EN LA PARED CON MUCHA FUERZA HASTA CONSEGUIR ARRANCARSELO.DESPUÉS ESPERARA EL CRECIMIENTO DE UN NUEVO PICO, CON EL QUE SE DESPRENDERA UNA A UNA SUS VIEJAS UÑAS.CUANDO LAS NUEVAS GARRAS COMIENZAN A NACER, COMENZARÁ A DESGARRARSE SUS DESGASTADAS PLUMAS.PERO DESPUÉS DE 5 MESES SALE TRIUNFANTE PARA HACER SU FAMOSO VUELO DE RENOVACIÓN QUE LE DARA… 30 AÑOS MÁS DE VIDA. […]

¿A donde Corres?

Mi amigo cuenta la historia de algo que sucedió mientras su papá estaba cazando venados en los bosques de Oregon.

Con el rifle a cunado en el hueco de sus brazos, su padre iba por un antiguo camino de leñadores casi borrado por la exuberante espesura. Caía la tarde y estaba pensando en regresar al campamento cuando oyó un ruido en los arbustos cerca de el. Antes de que tuviera oportunidad de levantar el rifle, un bultito castaño y blanco corrió hacia el a toda velocidad. Mi amigo se ríe cuando cuenta la historia.

“Todo sucedió tan rápido, que papá apenas tuvo tiempo de pensar. Miro hacia abajo y allí estaba un conejito castaño (en extremo agotado) acurrucado contra sus piernas entre sus botas. La cosita temblaba como una hoja, pero allí estaba sin

moverse.

Esto era sumamente raro. Los conejos silvestres tienen miedo de la gente, y ni siquiera es fácil llega a ver alguno… mucho menos uno que venga y se siente en nuestros pies.

Mientras papá trataba de encontrarle explicación a aquello, otro actor entro en la escena: Más abajo en el camino una comadreja saltó al camino, cuando vio a mi padre (y a la que consideraba su presa, sentada a sus pies) el predador quedo congelado, el hocico jadeante, los ojos con un brillo rojo. […]